Good or bad, it makes you...Sesión sobre Filipinas

María Arévalo Gámez nos cuenta la sesión que han tenido las alumnas de 1º de Bachillerato con la profesora de conversación de Inglés Malú Pámparo. 

 LAS FILIPINAS BAJO EL DOMINIO ESPAÑOL Y SU PÉRDIDA EN 1898.


Hace una semana, la clase de primero de bachillerato de ciencias sociales contó con la presencia de una invitada muy especial en clase de historia. Una invitada 100% auténtica, puesto que es nativa de Filipinas. Se trata de nuestra profesora de conversación de inglés: Malú. Tuvimos una sesión, centrada en el dominio español sobre las islas durante más de tres siglos y su posterior pérdida en 1898. Consiguió ligar su historia con la de la metrópoli, resaltando datos asombrosos que desconocíamos acerca de una etapa que impactó profundamente en ambas sociedades.
En primer lugar, nos trasladó al año 1521 de la era cristiana. El intrépido Magallanes divisa por fin tierra a lo lejos. Sus viajes han sido todos financiados por la corona española, cuyo trono ocupa en aquel momento Felipe II, por lo que las  islas descubiertas recibirán el nombre de Filipinas.
Magallanes, de origen portugués, fue jefe del primer grupo occidental que llegó a aquel territorio, entre los cuales se contaban numerosos misioneros católicos. Y es que, como la mayoría de líderes, Felipe II tenía un sueño. Su sueño era extender su religión a la par que su imperio, propagando con él sus creencias, de modo que tampoco sobre ellas se pusiera nunca el sol.
Magallanes nunca regresaría a España, ya que fue asesinado por un grupo de nativos que defendían su territorio ante la colonización. Quien sí lo haría sería Elcano, quien en su regreso a España, vio finalmente cumplido su objetivo de dar la vuelta al mundo. Unos años más tarde Legazpi daría comienzo a la conquista.
Las Filipinas fueron inicialmente empleadas para el deporte de los prisioneros españoles "non gratos", aunque, dado que el dominio español en las islas duró exactamente 333 años, las funciones de la colonia fueron variando a lo largo del tiempo.
Debido a la extensa distancia entre las islas y España, las Filipinas fueron administradas a través de México, que en aquel momento también contaba con numerosas colonias españolas. Una curiosidad es que gran parte de los españoles que emigraron a aquellas lejanas tierras eran vascos, pueblo profundamente marinero.
Pero ninguna gloria dura eternamente. El esplendor y poderío españoles hallaron finalmente sus grietas. Uno tras otro, como enfermedad lenta y dolorosa, la gloriosa España se vio despojada de sus colonias. Y llegó un momento en que quedó flaca y moribunda, poseedora tan sólo de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Mas por si fuera poco, lo peor estaba todavía por llegar. El gran coloso americano, que había ido cobrando fuerza en las últimas décadas, vio en aquellos territorios una esperanza de aumentar su creciente hegemonía, y acechaba a la espera de atestar el golpe final. El supuesto hundimiento del Maine fue el detonante de la guerra Hispano-estadounidense, que finalizó en 1898 tras una rápida victoria por parte de los yanquis. Se firmó el tratado de París, en el cual las Filipinas (y los otros dos territorios) fueron cedidos a Estados Unidos por el precio de veinte millones de dólares.
Las Filipinas pasaron a engrosar el imperio estadounidense, y su ansiada independencia no les fue concedida hasta el 4 de julio de 1946. Aquí Malú hizo un emotivo comentario  digno de repetirse: "¿Quién dice cuándo un país es o no maduro para ser independiente, cuando la Libertad es un derecho?"
Es muy interesante también la opinión del pueblo filipino sobre las colonizaciones. Las opiniones son diversas. Hace unos años, unos cuantos historiadores filipinos que habían estudiado en Estados Unidos escribieron sobre el dominio español de manera muy negativa, con lo que crearon una opinión general bastante disgustada con ella. Malú decía, sencillamente: "Good or bad, it makes you". (Mejor o peor, te otorga unos caracteres). Agradece el idioma a los americanos y la religión a los españoles.
En cuanto a nosotras, esta sesión no pudo gastarnos más. El pueblo filipino nos pareció entrañable, humilde, ejemplar, valeroso como el batallón de Baler. Como Malú misma dijo, mejor o peor, la historia ha unido España con su patria en un lazo que el tiempo no logró ni logrará romper.

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